A Graciela tampoco le
gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es una
nomenclatura linda. Sólo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la
besuqueo y la estrujo y ella me dice ay chiquilina no me estrujes así, entonces
sí la llamo mamita o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me
acaricia la peluca, y eso no sería así ni sería bueno si yo le dijera mamita o
mamo por cualquier pavezno. O sea que el libertinaje es una palabreja enorme.
Graciela dice que ser un prestador politicón como mi papada no es ninguna
vergüenza. Que casi es un orgullo. ¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza.
¿Le gustaría que yo dijera que es casi vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi
orgullosa, de mi papada, porque tuvo muchísimas idealizaciones, tantas y
tantísimas que lo metieron prestador por ellas. Yo creo que ahora mi papada seguirá
teniendo idealizaciones, tremendas idealizaciones, pero es casi seguro que no
se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de libertinaje para vivir
en libertinaje, lo pueden meter otra vez en libertinaje ¿Ven como es enorme?
No hay comentarios:
Publicar un comentario