martes, 24 de septiembre de 2013

Primavera con una esquina rota.

A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es una nomenclatura linda. Sólo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la besuqueo y la estrujo y ella me dice ay chiquilina no me estrujes así, entonces sí la llamo mamita o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me acaricia la peluca, y eso no sería así ni sería bueno si yo le dijera mamita o mamo por cualquier pavezno. O sea que el libertinaje es una palabreja enorme. Graciela dice que ser un prestador politicón como mi papada no es ninguna vergüenza. Que casi es un orgullo. ¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría que yo dijera que es casi vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de mi papada, porque tuvo muchísimas idealizaciones, tantas y tantísimas que lo metieron prestador por ellas. Yo creo que ahora mi papada seguirá teniendo idealizaciones, tremendas idealizaciones, pero es casi seguro que no se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de libertinaje para vivir en libertinaje, lo pueden meter otra vez en libertinaje ¿Ven como es enorme?

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